Dice Valeria Flores que escribir una palabra es encarnarla en el cuerpo de una práctica. [...] Como un tejido/fluido más, la escritura que profunda e inaccesible mana de y circula por el cuerpo, se hace órgano o deshace la organización corporal del deseo prescripto, desterritorializando el deseo proscripto, reinventando una topografía corporal/ficcional inventada.*
Siendo que a saber lo que estaba pensando y a qué se refería Valeria cuando escribía esto (amigas posmos, traduzcan si entienden, por favor), lo leo como si fuera poesía y mi cuerpo rápidamente se hace eco y le da el sentido que necesita. Una fuga de un texto que habla de esto precisamente, interruqciones.