sábado, 12 de marzo de 2016

Los miedos y las dudas, las dudas y los miedos.



Los miedos y las dudas. Las dudas y los miedos. Tan míos, tan chiquitos.

Tan chiquitos cuando vienen y se te cuelgan de las piernas, y se te agarran en las pestañas y se te enredan en los pies. Tan chiquitos. Ahí vienen y quiero sentarme a dibujar sus caritas lindas, sus sustos, tan chiquitos y tan míos. 

Hora del recreo y toca sentarse a jugar con ellos. Son ruidosos, tan chiquitos y sólo quieren ser mirados. Sólo quieren. Ser mirados.

Para no tener que hacerse más grandes para sentirse que son, que existen, que son reconocidos. Para no tener que chillar y patalear, y hacerse hueco a empujones, a ponerse delante de ti a tener que hacerse tan grandes como tú para poder interponerse en tu camino. Y hacerte, por fin, parar. 

Los miedos y las dudas, con sus caritas lindas. Gracias por el sol y por el tiempo, gracias por el cuerpo y por la vida, que me deja en este rato alargar mis manos con serenidad y dulzura hasta su altura, que también es la mía. Y acogerlos
despacio
con ternura. 



* [Para todos los demás miedos y las demás dudas. Las de hoy y las de antes, a las que no puedo acercarme así. Que sepáis que puedo, que aprendo a hacerlo, y que no me olvido de vosotras]

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