Niña grande, niña eterna,
me regalaste una muñeca,
me enseñaste a robar en tiendas
y me diste tus consejos de chamana.
Tengo tus libros, tus letras,
tu foto entre mis manos.
Leo en voz alta tus cuentos,
tus poemas, tus travesuras,
grito tus onomatopeyas.
A mi amanta le gusta La Carretera.
Dice: juguemos a que tú eras mi Yolanda.
Y me chupa y me shinga y yo gimo y gozo.
Ella entra en mí, imploro en voz baja:
Luna abanico, frutas solamente tuyas.
Soy sirena de la nieve bufando orgasmos.
Animala en vivo, mujer con barbas.
Sazonada con sal nomás,
muslos abiertos.
Diosa azul, cantando todas las notas.
Agua de lluvia mirando el vaivén de sus senos.
Lujuria, sintiendo el vaivén de los míos.
Quién como tú para entender,
en viernes santo,
cómo habla esta papaya,
esta concha marina.
Poder de puta, miel, el sol
y la luna en tauro.
Me regalaste consejos y los versos
que leo mientras me coge una lesbiana,
mientras me pone a cien grados de luz solar
y, te recuerdo.
Estás aquí, poniendo palabras entre mis labios.
Antes y después de la muerte, tu nombre, Tatiana.
Antes y después de la muerte: El placer, las palabras sucias...la poesía.
Blog de Patricia Karina Vergara Sánchez
Web de Tatiana De la Tierra
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