Leo textos que salen de la herida misma y siento el vértigo de asomarme al abismo.
Al abismo que tantas veces he bajado pero nunca sintiéndome sola. Bajar a las profundidades, a la oscuridad y el dolor, remover las partes que más duelen hasta encontrar la bala que ha explotado - en mil pedazos de metal frío, cortante y envenenado; remover hasta encontrar cada trozo, como miles de pequeñas agujas clavadas un poquito, tratar de no desgarrar al sacarlas, todas y cada una, de desgarrar al menos lo menos posible, y curar. Lo he hecho muchas, muchas veces, es una parte de mí, es una de las formas de saber quién soy y de hacerme quien soy, una forma de colocarme y de re-ubicarme en el mundo. Pero nunca lo he hecho sola.
Al abismo que tantas veces he bajado pero nunca sintiéndome sola. Bajar a las profundidades, a la oscuridad y el dolor, remover las partes que más duelen hasta encontrar la bala que ha explotado - en mil pedazos de metal frío, cortante y envenenado; remover hasta encontrar cada trozo, como miles de pequeñas agujas clavadas un poquito, tratar de no desgarrar al sacarlas, todas y cada una, de desgarrar al menos lo menos posible, y curar. Lo he hecho muchas, muchas veces, es una parte de mí, es una de las formas de saber quién soy y de hacerme quien soy, una forma de colocarme y de re-ubicarme en el mundo. Pero nunca lo he hecho sola.
He acompañado a otrxs en ese proceso, lo he recomendado pero nunca solx. Nunca solx.
Bajar a un agujero negro sin un cabo de una cuerda de la que tirar para que te saquen en caso de asfixia, sin un cuerpo (por lo menos uno) que te haga regazo al salir, sin un brazo fuerte en el que apoyarte para salir con tus propios pasos...Nonunca. Cada unx valorará, en mi caso es un básico: sola no, nunca.
Y hace un año que no bajo. Que no sé cómo acompañarme para bajar ahí. Que me devastó y estuve donde no hay nada, nada ni siquiera yo, nada la inmovilidad. Y luego nada y luego la ansiedad. Y luego nada y luego la asfixia. Y luego la ansiedad, la asfixia y el dolor. Y luego una separación, un espacio, un cristal entre la vida y desde donde yo miraba. La distorsión de la realidad, la enajenación - de volverme ajena a mí misma, perder el control. Estuve ahí, y aunque ahora ya no, tengo la paranoia recurrente, no quiero volver, los flashback, no quiero volver ahí.
Leo textos que me asoman al abismo y bloqueo. Me bloqueo. Algo más o menos voluntario, mi cuerpo dice ahí no. No puedes. Y no me autoinmolo. Este año he odiado ese famoso poema de Benedetti que dice "No te salves". Lo he odiado, dice si te salvas no te quedes conmigo, y yo te digo que si no me salvo no estaré con nadie, ni contigo ni conmigo ni con nadie, que no salvarnos es la muerte o algo peor, y que lxs demás son/somos lxs primerxs que no sabremos gestionar ni esa muerte ni ese algo peor.
[Así que trataré de salvarme y cuando estemos en tierra firme si te desmontas la arrogancia hablamos].
Y no he sabido a veces evitar chocarme por el camino con personas a las que intento acercarme. Me bloqueo con algunas cosas que siento que me pueden mover cosas importantes, porque sé que hay algo desordenado dentro de mí y no puedo bajar de momento a ordenarlo. He colocado algunas cosas de importancia encima de una pila de cosas que se sostienen en un equilibrio que a veces tirita. Pruebo a ver si se sujeta otra más. Tiembla la pila. Dejo un poco más de peso. Tiembla algo más o algo menos. Tirita. Lo quito rápidamente y no sé a dónde devolverlo ni qué decir. Sólo lo dejo a los pies con respeto y digo "lo siento", desde dentro, y me retiro.
Necesito quitarle peso a las cosas, no tomar decisiones importantes, que cosas pequeñas no muevan cosas grandes. I'm sorry, may be later.
- Banda sonora para esta entrada - Laberintos negros
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCómo ha dolido este texto. Sigue doliendo. Jodido miedo a volver ahí. Benedetti tiene cosas mucho mejores, como la primavera con una esquina rota.
ResponderEliminar"... verás que la vida no sólo, como tú dices, sigue, sino que además se acomoda, se reajusta. Quizá tenga razón. Todo este terremoto nos ha dejado rengos, incompletos, parcialmente vacíos, insomnes. Nunca vamos a ser los de antes. Mejores o peores, cada uno lo sabrá. Por dentro, y a veces por fuera, nos pasó una tormenta, un vendaval, y esta calma de ahora tiene árboles caídos, techos desmoronados, azoteas sin antenas, escombros, muchos escombros. Tenemos que reconstruirnos, claro: plantar nuevos árboles, pero tal vez no consigamos en el vivero los mismos tallitos, las mismas semillas. Levantar nuevas casas, estupendo, pero ¿será bueno que el arquitecto se limite a reproducir fielmente el plano anterior, o será infinitamente mejor que repiense el problema y dibuje un nuevo plano, en el que se contemplen nuestras necesidades actuales? Quitar los escombros, dentro de lo posible; porque también habrá escombros que nadie podrá quitar del corazón y de la memoria.""la primavera es como un espejo pero el mío tiene una esquina rota/ era inevitable no iba a conservarse enterito después de este quinquenio más bien nutrido/ pero aun con una esquina rota el espejo sirve la primavera sirve"
Cómo me duele esta entrada. Un abrazo fuerte.
Jodido miedo. Y amor profundo a Primavera con una esquina rota, gracias por traer un trocito.
EliminarUna de las cosas que mas me costaron a mí fue entender y asumir que "habrá escombros que nadie podrá quitar del corazón y de la memoria". Y que aun con eso el espejo pueda servir, la primavera pueda servir.
¿Para cuándo asamblea de majaras madrileñas? otro abrazo fuerte para ti.