Quiero ser una amante caníbal
morder la carne de tus costillas hasta carcomerlas
Quiero seguir con mis dientes tus huesos largos
y las aristas,
picos y protuberancias, todo
lo que se acerque a la piel.
Buscar el límite
llamar a la sangre
Morder tu cuerpo vivo,
anatómicamente útil y singularmente supérfluo
para la vida no eres más que carne y yo quiero
tu olor entre mis sienes
y saber con mi lengua el sabor exacto de tu sangre.
[-Nosotras
sabremos cosas que no sabrá nadie-. De la necesidad y la potencia de
darle un sentido propio y nuestro a nuestras propias vidas y a lo que
pueden nuestros cuerpos (en este caso, juntos). Amantes caníbales, en la
sangre no hay juicios. El sabor exacto de tu sangre, tan radicalmente
singular como ese "hueles distinto cuando te corres", cosas que sólo
aprenderemos estando tan cerca como para percibirlo. Rituales
iniciáticos. Amantes caníbales, en la sangre no hay juicios.]
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