miércoles, 10 de febrero de 2016

Día de la Validación


"- ¡Es el Día de la Validación!
- ¿Quieres decir San Valentín?
- No, ¡el Día de la Validación! esto no excluye a nadie, estés soltera o no.
- Vale, estupendo...pero ¿y todos esos trozos de papel?
- He escrito en ellos las cosas que aprecio de todas las personas que conozco, y voy a dedicar el día a dárselos a cada una. ¡Aquí está el tuyo!
- Ésta manera es mejor que rosas + caramelos."


Últimamente pienso mucho en la validación. Desmontar los mitos de nuestra cultura amorosa en nuestras propias vidas es un trabajo duro, que a veces nos trae mucha alegría, ilusión, descubrimientos, satisfacción, autorrealización, empoderamiento, vínculos fuertes, etc. y otras veces (a veces incluso a la vez) se hace difícil, árido, y nos genera desasosiego, culpa, desorientación, incertidumbre e inseguridad sobre nuestros vínculos.

Dice mi querida Mosca aquí que "El problema de esos mitos no es que existan, o que algunos se puedan cumplir en alguna ocasión (“el amor es eterno mientras dura”), sino que nos facilitará la vida saber que han sido grabados en nuestra cultura a base de legislación, cárcel, amenazas con el infierno y mil sistemas más, y que, si consideramos un fracaso toda relación que no se corresponda con esos mitos (¿separarse después de 20 años no es un logro de dos décadas? o de 3 años maravillosos…), podemos acabar siendo muy infelices."

Los mitos de nuestra cultura amorosa funcionan de forma inconsciente como referentes de nuestras relaciones, eso significa entre otras cosas* que marcan expectativas y formas de validación para las mismas (entendidas las formas de validación como los indicadores que nos dicen/nos hacen sentir que una relación es valiosa, importante para la otra persona, que "tiene futuro" - que "funciona" y que la proyectamos a largo plazo, que estamos comprometidas con ella, que es "real", etc.). Lo problemático no es tener expectativas en nuestras relaciones, como en otros ámbitos de nuestra vida, ni necesitar formas de validación (no nos hace más débiles ni más dependientes, todas necesitamos sentir que nuestros vínculos son estables, fuertes, reales, significativos para aquellas con quienes nos vinculamos, etc. que nos podemos sostener con ellos, que los cuidamos ambas o todas las partes, etc.). Lo problemático es que esas expectativas y formas de validación no sean nuestras, que vengan predefinidas antes de establecer los vínculos. Es problemático que sean invisibles y es problemático que no vengan desde nosotras y nuestro propio sistema de valores sino desde el sistema de valores de la Cultura amorosa naturalizada (o Pensamiento amoroso, siguiendo a la antropóloga Mari Luz Esteban).

Que sean invisibles, es decir que no sean explícitas y conscientes, hace que sea difícil identificar lo que nos generan. Y un desfase entre esas expectativas y formas de validación y nuestros propios valores de vida puede generar sentimientos difíciles de identificar, de entender y de afrontar si esos dos sistemas de valores entran en contradicción, cuando no vemos que vienen de ahí.

Por eso el trabajo por hacerlos conscientes nos empodera, nos coloca y nos da agencia. Nos da información sobre lo que nos pasa y porqué. Pero si decidimos desmontar los mitos porque no van con nosotras, nuestra forma de relacionarnos, porque no nos funcionan, necesitamos encontrar otras formas de validación que sí vayan con nuestra propia cultura amorosa autogestionada. Y esto es un gran trabajo en un paradigma en el que las formas de validación son casi a través de la fé. No estamos acostumbradas a explorarnos, a escuchar nuestras necesidades debajo de todo eso, a expresarlas, a poner límites. Y además, otras formas de validación no estarán reforzadas por todo nuestro sistema cultural. Esto es importante tenerlo presente para valorar, autocuidarnos y tratar de no ser kamikazes, además de hacernos conscientes de la situación de vulnerabilidad en la que eso las coloca (o nos coloca). Desde la vulnerabilidad adquiere su sentido radical el apoyo mutuo. Por eso me resuena la imagen de la pareja como un equipo de la que habla Miguel (y podemos pensar como un equipo todas las personas que conforman un vínculo). Por eso me identifico tanto con el paradigma de la anarquía relacional, porque no parte de mistificar el sentimiento de amor romántico, sino que parte de la vulnerabilidad compartida y se basa en el apoyo mutuo, conforme éste las estructuras que conforme para cada vínculo y necesidad. 

Ou yeah, San Valentín, Día de la Validación.





* entre otras cosas muy importantes como por ejemplo el ordenamiento jurídico de nuestra sociedad, tenemos que poner en perspectiva que la cultura amorosa no influye sólo en el ámbito privado y en la esfera individual de los sentimientos, sino que esto es un aspecto más de toda la estructura que establece [¡Feminismos dixit!].

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