Una niña correcta
que sea bonita
y que supiera portarse como una señorita,
que caminara derecha y moviera coquetamente las caderas,
que se vistiera a la moda
y usara las cosas más finas y elegantes,
que se pinte el pelo de rubio
y que no lo corte mucho...
Que sepa ponerse ruleros y pintarse los ojos,
que hable de boutiques, peluquerías y rinoplastias,
que se siente a ver telenovelas y sepa cocinas,
que cuide su figura obsesivamente y busque conquistar
a un hombre guapo y adinerado.
Pero ella tiene
un niño sin órganos reproductores
que vuelve despeinado y zarrapastroso,
una mascota que rasca la puerta y
es agresiva al contestar,
una prosaica criatura que come con las manos,
que ríe vulgarmente
que derrama lisuras por doquier y desconoce las reglas del bien estar
que se hurga la nariz con los dedos y no se pinta las uñas,
que le jode bañarse y anda sola de madrugada
como los meros machos y las mujeres de mal vivir.
Un chiquillo que salta y grita sin sentido, repartiendo golpes cuando se molesta.
Una niña que quiso ser siempre ella misma...
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