lunes, 12 de marzo de 2012

Me pregunto

Me pregunto si sería mejor empezar a amar la duda,
el no saber,
el temblor.
Lo frágil,
el hielo,
la cuerda floja.
Porque si al final
resultaba ser el camino correcto
habrá que empezar pronto,
cuanto antes,
y no por urgencia
sino porque el cuerpo toma sus propias decisiones
y el mío está buscando otro cuerpo con el que hacer camino.

Resulta difícil convencerlo de que hay ciertos dolores que nos hacen crecer,
y más difícil cuando, nerviosas, lo intentamos a la fuerza,
con el grito,
con el castigo,
con la huída.
Con la ignorancia,
con el desprecio,
con el vacío.

En lugar de canturrearle bajito,
como le cantas al pan mientras lo amasas, y se va haciendo masa suave y elástica,
como se calma a una recién nacida,
como le contaría el mundo a la criatura que nada en el útero de las mujeres a las que amo,
como los besos en los ojos de buenas noches.

Me pregunto muchas cosas
me pregunto, por ejemplo, si se puede amar en colectivo
o siempre los vínculos son de a dos, y después vamos conectando.
Me pregunto si el cuerpo es tan plástico
como para desaprender todo lo que queramos
o hay algunos miedos
que se nos harán viejos compañeros de viaje.
Me pregunto cómo saber encontrar el momento
de decirte:
"Tengo que decirte algo:
soy feminista y anárquica.
Todo en mí y para mí es político.
Tu mirada, mi sexo,
compartir la cama,
querer estar sola,
los miedos"

Me pregunto qué pasará luego
si asumiras tu responsabilidad en este amor radical
que aun está por inventar

Pero sobre todo me pregunto qué haré yo

Sobre todo
cada día
me pregunto qué hago yo.











(pensar y hacer conscientes las formas que tenemos de relacionarnos con nosotras mismas y con las demás es la única manera de empezar a desmontar el sistema de relaciones de poder que aprendimos, vivimos y perpetuamos)



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