el no saber,
el temblor.
Lo frágil,
el hielo,
Porque si al final
resultaba ser el camino correcto
habrá que empezar pronto,
cuanto antes,
y no por urgencia
sino porque el cuerpo toma sus propias
decisiones
y el mío está buscando otro cuerpo
con el que hacer camino.
Resulta difícil convencerlo de que hay
ciertos dolores que nos hacen crecer,
y más difícil cuando, nerviosas, lo
intentamos a la fuerza,
con el grito,
con el castigo,
con la huída.
Con la ignorancia,
con el desprecio,
con el vacío.
En lugar de canturrearle bajito,
como le cantas al pan mientras lo
amasas, y se va haciendo masa suave y elástica,
como se calma a una recién nacida,
como le contaría el mundo a la
criatura que nada en el útero de las mujeres a las que amo,
como los besos en los ojos de buenas
noches.
Me pregunto muchas cosas
me pregunto, por ejemplo, si se puede
amar en colectivo
o siempre los vínculos son de a dos, y
después vamos conectando.
Me pregunto si el cuerpo es tan
plástico
como para desaprender todo lo que
queramos
o hay algunos miedos
que se nos harán viejos compañeros de
viaje.
Me pregunto cómo saber encontrar el
momento
de decirte:
"Tengo que decirte algo:
soy feminista y anárquica.
Todo en mí y para mí es político.
Tu mirada, mi sexo,
compartir la cama,
querer estar sola,
los miedos"
Me pregunto qué pasará luego
si asumiras tu responsabilidad en este
amor radical
que aun está por inventar
Pero sobre todo me pregunto qué haré
yo
Sobre todo
cada día
me pregunto qué hago yo.
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