Escribir como escogiendo un hueso al azar, la cadera alta, la cara delantera que me encuentro bajando la cresta ilíaca, ese punto álgido donde la curva se empieza, tan suave, a dejar caer. Escoger esa coordenada del cuerpo, podría ser anecdótica pero no es nada casual. Escoger esa coordenada e iniciar el movimiento, escribir como seguir con los dedos esa cadencia que trae seguida la pelvis hacia delante, y un poco hacia abajo, las vértebras perezosas deslizándose una a una, trayendo de arrastre a poquitos la caja de las costillas, las cervicales, la cabeza finalmente ladeandose con dulzura, el movimiento es imparable.
Un juego entre la inercia y la intención.
Así, escribir así.
Escribir.
Un juego entre la inercia y la intención.
Así, escribir así.
Escribir.
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