Y seguimos siendo torturad*s y ejecutad*s. Y violentad*s. Y encerrad*s y sometid*s y anulad*s y borrad*s, y esterilizad*s, y enajenad*s, y aniquilad*s.
Yo sé que la violencia y la muerte no son lo único que me rodea, sé de la libertad salvaje y del deseo irrenunciable a ella, y de todo lo que con ella viene (del reconocimiento, de la autonomía, de los amores y los deseos, de las ilusiones, de los cuerpos, de...). Lo sé. Pero
hay momentos en los que es muy difícil no dejarse arrastrar al fondo, a lo más profundo de la rabia, la incomprensión, el terror de la comprensión, el dolor, la impotencia, el miedo.
También sé (he aprendido) que sólo puede una dejarse arrastrar al fondo cuando tiene a dónde agarrarse. Una esquinita. Un apoyo. Alguien que te acompañe en el proceso para que no te pierdas, y sepas a dónde volver, y no te autodestruyas.
Yo sé que ahora mismo no puedo dejarme caer. Pero esa herida abierta está dentro y grita desesperación. Aprendimos y aprendemos a vivir con ella, con la ira y con la desesperación, y otras murieron en el intento, y nosotras morimos y vivimos un poco más también aprendiendo a convivir con ella, a manejarla. Yo sé que ahora mismo no puedo dejarme caer, pero esa herida abierta está dentro y grita ira y desesperación.
Cuando pueda sacarla será un homenaje por tod*s mis herman*s caíd*s, lo será, Audre* lo dijo más potente y más claro. Por tod*s mis herman*s caíd*s y por tod*s l*s que estamos en esto, con la herida abierta.
* "[...] hemos tenido que aprender a armonizar la rabia para que no nos destrozara. Hemos tenido que aprender a movernos en ella, a sacar de ella fortaleza, resistencia y comprensión para nuestra vida cotidiana. Aquellas de nosotras que no aprendieron esta lección, no han sobrevivido. Y una parte de mi ira es siempre una ofrenda por mis hermanas caídas"
Audre Lorde, "Usos de la ira: las mujeres responden al racismo", en La hermana, la extranjera, Ed. Horas y horas (2003).
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